jueves, 28 de febrero de 2013

LETRILANDIA: El País de las Letras - cuentos


Cuando comienza septiembre, los alumnos/as de 5 años, comienzan a trabajar la lectoescritura a través de un método muy motivador para los alumnos/as, llamado "LETRILANDIA". 



El país de las letras
y el señor Estudioso
Erase  una vez un pequeño país que existió hace muchísimos años cuando había gigantes y magos, duendes y hadas, en la época en que los animales y las letras hablaban. Se llama el País de las letras. Todos los habitantes  de este curioso lugar vivían en una ciudad rodeada por verdes campos salpicados de alegres flores de colores. Los bosques les daban sombra cuando el Sol les enviaba demasiado calor; unos riachuelos saltarines les proporcionaban agua fresca para beber y lugar donde jugar o refrescarse mientras chapoteaban y mojaban a los que se habían quedado en la orilla. A veces trataban de cruzarlos, saltando de piedra en piedra, con cuidado de no resbalarse (dramatizar los movimientos de guardar el equilibrio).
En el país vecino vivían los gigantes, que, como todos los gigantes, eran altísimos. Les gustaba divertirse, pero, cuando se enfadaban, pisaban el suelo con tanta fuerza que retumbaban una y otra vez las campanas del País de las letras, como en los días de fiesta: “Talán-talán…, tolón-tolón…, tilín-tilin…” (imitar el movimiento y el ruido de las campanas).
Un día llegó al País de las Letras un señor bajito y simpático, cubierto por un sombrero y con unas gafas que le daban aire de personaje sabio. Y así era…, pues este señor tenía muchas ganas de aprender y descubrir cosas nuevas; por eso siempre llevaba un lápiz y una libreta en la mano en la que apuntaba todas las maravillas que iba descubriendo a lo largo de sus viajes. Pero de todas las cosas nuevas que iba aprendiendo, lo que más le gustaba eran las historias que escuchaba. “Algún día me olvidaré de todos los cuentos que me han contado”, pensaba muy preocupado. “Tengo que encontrar la manera de recordar todas las historias”.
Con esa idea en la cabeza, el sabio llegó al País de las Letras.
Paseó por las calles de la pequeña ciudad, observó las costumbres de sus habitantes y se asombró de la forma que tenían sus cuerpos y de la manera de comunicarse. Todos eran distintos y hablaban de forma diferente.
Enseguida se dio cuenta de que cuando iban varios juntos y hablaban se oían palabras como las que se decían en el país del señor Estudioso.
Pensó que si dibujaba sus cuerpos y aprendía su forma de hablar, podría escribir, por fin, todos los cuentos y, de ese modo, no los olvidaría. “Así, también los niños podrían disfrutar leyendo todas las historias”, pensaba lleno de satisfacción. El señor Estudioso se puso manos a la obra. Sin perder tiempo se dirigió al castillo para que los reyes le autorizasen llevar a cabo el proyecto. Sus majestades aceptaron encantados.
El señor Estudioso dibujó uno a uno a todos los habitantes del País de las Letras, aprendió sus sonidos y los hizo famosos en el mundo entero. También fueron muy conocidas las aventuras sucedidas en este país.


El rey U 

En el País de las letras gobernaban el rey y la reina que habían tenido tres hijos: un príncipe y dos princesas. Ya os los iré presentando. Los reyes tenían tanto trabajo en el palacio como todos los papas y las mamas del mundo: debían fregar, lavar la ropa, planchar, ir al mercado y hacer la comida. Todas las personas del país los ayudaban con la profesión que habían elegido: jardinero, lechero, panadero, doctora, portero, enfermera etc; y los reyes procuraban que todos vivieran en paz y que no les faltara de nada: hospitales, escuelas, carreteras, lugares de diversión, espacios para practicar deporte, etc.
¿Queréis conocerlos a todos? Poco a poco os iré hablando de estos personajes tan diferentes de nosotros en la forma de caminar, vestirse y hablar; ya os contaré por qué. Empezaré por presentaros al rey. ¡Toque de trompeta…! ¡Viene el rey U! ¡Tururú-tururú! (imitar el sonido de la trompeta y el gesto de tocarla. Dibujar al rey U en la pizarra o enseñar una lámina.) El rey U es fuerte y le gusta mucho comer, sobre todo las u…vas (alargamiento del sonido). Casi siempre tiene un racimo cerca y suele comer de él hasta cuando está distraído leyendo el periódico. Se pone al lado una cesta de u…vas (dejar que los niños lo adivinen) y se las come sin parar.
El rey está muy orgulloso de su familia. Quiere mucho a la reina y a los príncipes, pero cuando se lleva un disgusto y se enfada, lo expresa de una forma rarísima: “¡U-u-u-u!” que quiere decir: “¡Estoy muy enfadado!” (Imitar al rey U. Dramatizar una escena en la que el docente se dirige al rey y le dice muy serio: “Señor, estos niños ya saben como habláis y no se les olvidará… ¿verdad niños?”).
El rey U, como todos los personajes de su reino tiene varios trajes. Los conoceremos más adelante. (Poner voz misteriosa). Os voy a enseñar uno muy elegante, pero muy deprisa que no se entere el rey U, fijaos (dibujar la U mayúscula). Más adelante os lo dejará ver siempre que queráis (borrarla rápidamente).
Como vuestro papá, cuando tiene tiempo, lleva a sus hijos al circo, de paseo o a comprar algún cuento y deja que cada uno elija el que más le guste.
A veces juegan a las películas o a imitar personajes conocidos: cuando dice “¡u-u-u-u!” muy fuerte, les parece un lobo y se asustan; luego se ríen. Si el “¡u-u-u-u-u!” suena triste y bajito, se creen que es un fantasma; otras veces suena el ruido que hace el viento cuando silba enfadado: “U-u-u-u-u” (imitar las distintas situaciones haciendo hincapié en la repetición del sonido del rey U).
¡Ah!, se me olvidaba contaros que el rey es muy amigo de un animal que siempre va con él. ¿Adivináis cual es?...No, no es un pájaro, ni un perro, ni un gato, ni una tortuga. Es un lobo, un lobito bueno que habla igual que el rey: “¡U-u-u-u!”. Al lobo le gusta mucho comer fruta, y sobre todo, u…vas, como al rey U. Así, siempre que el rey pasea por el jardín con un racimo de uvas en la mano, el lobo aúlla para que le eche algunas. (Acercarse al personaje y decir con voz misteriosa) El rey U dice que le echa las que vosotros queráis y que las vayáis contando: una, dos, tres… (Imitar la acción de echarlas uvas al lobo. La cantidad de uvas será siempre menor de diez). Cuando termina, repite: “¡U-u!”, que quiere decir: “Muchas gracias”. El rey contesta: “¡U-u-u-u!”, que quiere decir: “De nada amigo”, y se va.
Los reyes se encargan de que su país funcione bien y de que no falte de nada.
Intentan resolver las preocupaciones y los problemas de los demás, que muchas veces son difíciles de solucionar. Cuando se cansa de tanto pensar, el rey U dice “¡U-u-u-u! ¡Que cansado es ser rey! Siempre estoy preocupado por algo. Por ejemplo, ahora pienso: ¿se acordarán de mi estos niños mañana?”.
¡No faltaría más!,  ¿verdad, niños?

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