Cuando comienza septiembre, los
alumnos/as de 5 años, comienzan a trabajar la lectoescritura a través de un
método muy motivador para los alumnos/as, llamado
"LETRILANDIA".
El país de las letras
y el señor Estudioso
Erase una vez un pequeño país que existió hace
muchísimos años cuando había gigantes y magos, duendes y hadas, en la época en
que los animales y las letras hablaban. Se llama el País de las letras. Todos
los habitantes de este curioso lugar
vivían en una ciudad rodeada por verdes campos salpicados de alegres flores de
colores. Los bosques les daban sombra cuando el Sol les enviaba demasiado
calor; unos riachuelos saltarines les proporcionaban agua fresca para beber y
lugar donde jugar o refrescarse mientras chapoteaban y mojaban a los que se
habían quedado en la orilla. A veces trataban de cruzarlos, saltando de piedra
en piedra, con cuidado de no resbalarse (dramatizar los movimientos de guardar el
equilibrio).
En el país vecino vivían los
gigantes, que, como todos los gigantes, eran altísimos. Les gustaba divertirse,
pero, cuando se enfadaban, pisaban el suelo con tanta fuerza que retumbaban una
y otra vez las campanas del País de las letras, como en los días de fiesta:
“Talán-talán…, tolón-tolón…, tilín-tilin…” (imitar el movimiento y el ruido de las
campanas).
Un día llegó al País de las Letras un
señor bajito y simpático, cubierto por un sombrero y con unas gafas que le
daban aire de personaje sabio. Y así era…, pues este señor tenía muchas ganas
de aprender y descubrir cosas nuevas; por eso siempre llevaba un lápiz y una
libreta en la mano en la que apuntaba todas las maravillas que iba descubriendo
a lo largo de sus viajes. Pero de todas las cosas nuevas que iba aprendiendo,
lo que más le gustaba eran las historias que escuchaba. “Algún día me olvidaré
de todos los cuentos que me han contado”, pensaba muy preocupado. “Tengo que
encontrar la manera de recordar todas las historias”.
Con esa idea en la cabeza, el sabio
llegó al País de las Letras.
Paseó por las calles de la pequeña
ciudad, observó las costumbres de sus habitantes y se asombró de la forma que
tenían sus cuerpos y de la manera de comunicarse. Todos eran distintos y
hablaban de forma diferente.
Enseguida se dio cuenta de que cuando
iban varios juntos y hablaban se oían palabras como las que se decían en el
país del señor Estudioso.
Pensó que si dibujaba sus cuerpos y
aprendía su forma de hablar, podría escribir, por fin, todos los cuentos y, de
ese modo, no los olvidaría. “Así, también los niños podrían disfrutar leyendo
todas las historias”, pensaba lleno de satisfacción. El señor Estudioso se puso
manos a la obra. Sin perder tiempo se dirigió al castillo para que los reyes le
autorizasen llevar a cabo el proyecto. Sus majestades aceptaron encantados.
El señor Estudioso dibujó uno a uno a
todos los habitantes del País de las Letras, aprendió sus sonidos y los hizo
famosos en el mundo entero. También fueron muy conocidas las aventuras
sucedidas en este país.
El rey U
En el País de las
letras gobernaban el rey y la reina que habían tenido tres hijos: un príncipe y
dos princesas. Ya os los iré presentando. Los reyes tenían tanto trabajo en el
palacio como todos los papas y las mamas del mundo: debían fregar, lavar la
ropa, planchar, ir al mercado y hacer la comida. Todas las personas del país
los ayudaban con la profesión que habían elegido: jardinero, lechero, panadero,
doctora, portero, enfermera etc; y los reyes procuraban que todos vivieran en
paz y que no les faltara de nada: hospitales, escuelas, carreteras, lugares de
diversión, espacios para practicar deporte, etc.
¿Queréis conocerlos a
todos? Poco a poco os iré hablando de estos personajes tan diferentes de
nosotros en la forma de caminar, vestirse y hablar; ya os contaré por qué.
Empezaré por presentaros al rey. ¡Toque de trompeta…! ¡Viene el rey U!
¡Tururú-tururú! (imitar el sonido de la
trompeta y el gesto de tocarla. Dibujar al rey U en la pizarra o enseñar una
lámina.) El rey U es fuerte y le gusta
mucho comer, sobre todo las u…vas (alargamiento del sonido). Casi siempre tiene
un racimo cerca y suele comer de él hasta cuando está distraído leyendo el
periódico. Se pone al lado una cesta de u…vas (dejar
que los niños lo adivinen) y se
las come sin parar.
El rey está muy
orgulloso de su familia. Quiere mucho a la reina y a los príncipes, pero cuando
se lleva un disgusto y se enfada, lo expresa de una forma rarísima: “¡U-u-u-u!”
que quiere decir: “¡Estoy muy enfadado!” (Imitar
al rey U. Dramatizar una escena en la que el docente se dirige al rey y le dice
muy serio: “Señor, estos niños ya saben como habláis y no se les olvidará… ¿verdad
niños?”).
El rey U, como todos
los personajes de su reino tiene varios trajes. Los conoceremos más adelante. (Poner voz misteriosa). Os voy a enseñar uno muy elegante, pero muy deprisa que no se entere
el rey U, fijaos (dibujar la U mayúscula). Más adelante os lo dejará ver siempre que
queráis (borrarla rápidamente).
Como vuestro papá,
cuando tiene tiempo, lleva a sus hijos al circo, de paseo o a comprar algún
cuento y deja que cada uno elija el que más le guste.
A veces juegan a las
películas o a imitar personajes conocidos: cuando dice “¡u-u-u-u!” muy fuerte,
les parece un lobo y se asustan; luego se ríen. Si el “¡u-u-u-u-u!” suena
triste y bajito, se creen que es un fantasma; otras veces suena el ruido que
hace el viento cuando silba enfadado: “U-u-u-u-u” (imitar
las distintas situaciones haciendo hincapié en la repetición del sonido del rey
U).
¡Ah!, se me olvidaba contaros
que el rey es muy amigo de un animal que siempre va con él. ¿Adivináis cual
es?...No, no es un pájaro, ni un perro, ni un gato, ni una tortuga. Es un lobo,
un lobito bueno que habla igual que el rey: “¡U-u-u-u!”. Al lobo le gusta mucho
comer fruta, y sobre todo, u…vas, como al rey U. Así, siempre que el rey pasea
por el jardín con un racimo de uvas en la mano, el lobo aúlla para que le eche
algunas. (Acercarse al personaje y decir con
voz misteriosa) El rey U dice que
le echa las que vosotros queráis y que las vayáis contando: una, dos, tres… (Imitar la acción de echarlas uvas al lobo. La cantidad
de uvas será siempre menor de diez).
Cuando termina, repite: “¡U-u!”, que quiere decir: “Muchas gracias”. El rey
contesta: “¡U-u-u-u!”, que quiere decir: “De nada amigo”, y se va.
Los reyes se encargan
de que su país funcione bien y de que no falte de nada.
Intentan resolver las
preocupaciones y los problemas de los demás, que muchas veces son difíciles de
solucionar. Cuando se cansa de tanto pensar, el rey U dice “¡U-u-u-u! ¡Que
cansado es ser rey! Siempre estoy preocupado por algo. Por ejemplo, ahora
pienso: ¿se acordarán de mi estos niños mañana?”.
¡No faltaría
más!, ¿verdad, niños?